BRASILIA (AP) — Ednalda Ribeiro da Silva recibía asistencia del gobierno para mantener a sus dos hijos, de 14 y 4 años de edad, mientras se ganaba la vida como vendedora ambulante de cosméticos en Ceilandia, una ciudad de clase obrera en el entorno de la capital brasileña.
Con la ayuda oficial de 134 reales (73 dólares al tipo de cambio actual) mensuales, Rivero da Silva pudo costear los estudios de sus hijos luego de separarse de su segundo marido dos años atrás. Aunque el monto de la asistencia era pequeño, en una comunidad de bajos ingresos bastaba para garantizar la alimentación básica del mes y le permitió a esta mujer de 31 años formarse como técnica de enfermería mientras sus hijos iban a la escuela
Comentario: Brasil en su mejor momento